Julio 04
Semilla # 185 de 365
Bogotá Colombia.
Hoy aprendo:
La paciencia
Paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un
simple aguantarse: Es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor
y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el
continuo progreso interno.
A veces las prisas nos impiden disfrutar del presente.
Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de
paciencia, virtud que podemos desarrollar y que nos permitirá vivir
sin prisas.
La paciencia nos permite ver con claridad el origen de los
problemas y la mejor manera de solucionarlos.
La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno
los males y los avatares de la vida, no sea que por perder la
serenidad del alma abandonemos bienes que nos han de llevar a
conseguir otro mayores.
La paciencia es un virtud bien distinta de la mera pasividad ante el
sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse:
Es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad
el dolor y las pruebas de la vida, grandes y pequeñas.
Identificamos entonces nuestra voluntad con la de esa " chispa"
divina de la que procedemos, y eso nos permite mantener la
fidelidad en medio de las persecuciones y pruebas, y es el
fundamento de la grandeza de ánimo y de la alegría de quien está
seguro de hacer lo que dicta su propia conciencia.
La paciencia es un rasgo de personalidad madura.
Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con
calma que las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que
darles tiempo.
La persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le va a
permitir identificar los problemas, contrariedades, alegrías,
triunfos y fracasos de cada día y, por medio de ella, afrontar la vida
de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.
Es necesario tener paciencia con todas las personas, pero en primer
lugar, con uno mismo.
Paciencia también con quienes nos relacionamos más a menudo,
sobre todo si, por cualquier motivo, hemos de ayudarle en su
formación, en su enfermedad.
Hay que contar con los defectos de las personas que tratamos;
muchas veces están luchando con empeño por superarlos.
Quizá con su mal genio, con faltas de educación, suspicacias... que,
sobre todo cuando se repiten con frecuencia.
Podrían hacernos falta a la caridad, romper la convivencia o hacer
ineficaz nuestro interés en ayudarlos.
El discernimiento y la reflexión nos ayudará a ser pacientes, sin
dejar de corregir cuando sea el momento más indicado y oportuno.
Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena contestación ante una
impertinencia, puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón
de esas personas.
Paciencia con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son
contrarios: La enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío...
los diversos infortunios que se presentan en un día corriente:
El teléfono que no funciona, el tráfico que nos hace llegar tarde a
una cita importante, el olvido del material del trabajo, una visita
que se presenta en el momento más inoportuno. Son las
adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a
reaccionar quizá con falta de paz. en eso pequeños sucesos se ha
de poner la paciencia.
www.semillasdesabiduria.com
Música colombiana
Urí.
Autor: Anónimo.
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¡ Vamos a hacer memoria!
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As
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