miércoles, 1 de noviembre de 2017

EL BUEN LIDER ES EL QUE PRIMERO SIRVE.


Octubre 07
Semilla # 267 de 365

El vendedor


"El precio es siempre un problema,
solamente si usted suena igual
 que todo el mundo"
Paul Di Modica


Hoy aprendo:








Semillas de sabiduría
Mensajes que cambian vidas
Lee,
piensa,
reflexiona,
determina,
actúa,
da,
y sé feliz.

El pergamino número 1
De Og Mandino

Hoy comienzo una nueva vida.
Hoy mudaré mi viejo pellejo que ha sufrido,
durante tanto tiempo, las contusiones del  fracaso
y las heridas de la mediocridad.

Hoy nazco de nuevo y 
mi lugar de nacimiento es una viña
donde hay fruto para todos.

Hoy cosecharé  uvas de sabiduría de las vides
más altas y cargadas de fruta de la viña,
porque éstas fueron plantadas por los más sabios
de mi profesión que han venido antes que yo,
de generación en generación.

Hoy saborearé el gusto de las uvas frescas de las vides, y ciertamente me tragaré la semilla del 
éxito encerrada en cada una y una nueva vida retoñará dentro de mí.


La carrera que he escogido está repleta de
oportunidades, y al mismo tiempo está llena de
angustia y desesperación, y los cadáveres de aquellos que han fracasado, si se les pusiera uno
encima del otro, proyectarían su sombra por encima de todas las pirámides de la tierra.
Y sin embargo no fracasaré como los otros,
puesto que en mis manos sostengo las 
cartas de marear, que me guiarán a través de corrientes peligrosas hasta las playas que sólo ayer me parecían un sueño.
El fracaso no será mi recompensa por la lucha.
Así como la naturaleza no ha hecho provisión alguna para que mi cuerpo tolere el dolor,
tampoco ha hecho provisión para que mi vida sufra el fracaso.
El fracaso, como el dolor, es ajeno a mi vida.
En el pasado lo acepté como acepté el dolor.
Ahora lo rechazo y estoy preparado para abrazar 
la sabiduría y los principios que me sacarán de las sombras para internarme en la luz resplandeciente de la riqueza, la posición y la felicidad, muy superiores  a mis más extravagantes sueños, hasta que aún las manzanas de oro en el jardín de las hespérides no parecerán otra cosa que mi justa recompensa.
El tiempo le enseña todas las cosas a aquel que vive para siempre, pero no puedo darme el lujo de la eternidad. Y sin embargo dentro del tiempo que se me ha asignado debo practicar el arte de la paciencia, porque la naturaleza no procede jamás con apresuramiento. 
Para crear el rey del olivo, el rey de todos los árboles, se requieren 100 años. Una planta de cebolla es vieja después de 9 semanas.
He vivido como una planta de cebolla. Pero no he estado conforme con ello.
Ahora quisiera ser el más grande de los árboles de olivo, y en realidad el más grande de los vendedores.
¿Y cómo lo lograré?
Porque no tengo ni los conocimientos ni la experiencia para alcanzar la grandeza,
y ya he tropezado en ignorancia y caído  en el charco de la compasión por mi mismo.
La respuesta es sencilla.
Comenzaré mi carrera sin el estorbo
de conocimientos innecesarios o la desventaja de una experiencia carente de significado.
La naturaleza me ha proporcionado ya el conocimiento y el instinto muy superiores a los de cualquier bestia en el bosque; y a la experiencia se le ha asignado un valor exagerado, especialmente
por los viejos que asienten sabiamente con la cabeza y hablan estúpidamente.
En realidad la experiencia enseña sistemáticamente, y sin embargo su curso de instrucción devora los años del hombre, de manera que el valor de sus lecciones disminuye con el tiempo necesario para adquirir su sabiduría especial. Y al final se ha malgastado en hombres que han muerto. Además, la experiencia se compara con la moda. Una acción que tuvo éxito hoy, será irresoluble e impráctica mañana.
Sólamente los principios perduran y éstos poseo, 
porque las leyes que me conducirán a la grandeza, figuran en las palabras de estos pergaminos.
Me enseñarán más a evitar el fracaso que a alcanzar el éxito. Porque ¿qué es el éxito, sino un estado mental?
¿Qué dos personas, entre mil sabios, definirán el éxito con las mismas palabras?.Y sin embargo el fracaso se describe siempre de la misma forma.
El fracaso es la incapacidad del hombre de alcanzar sus metas en la vida, cualesquiera que sean.
En realidad, la única diferencia entre aquellos que han fracasado y aquellos que han tenido éxito, reside en la diferencia de sus hábitos.
Los buenos hábitos son  la clave de todo éxito.
Los malos hábitos son  las puertas abiertas al fracaso.
De manera entonces que la primera ley  que obedeceré, y que precede a todas  las otras es la siguiente:
Me formaré buenos hábitos, y seré esclavo de esos hábitos.
Cuando era niño, era esclavo de mis impulsos,
ahora soy esclavo de mis hábitos, como lo son todos los hombres crecidos.
He rendido mi libre albedrío a los años de hábitos acumulados y las acciones pasadas de mi vida han señalado ya un camino que amenaza aprisionar mi futuro.
Mis acciones son gobernadas por el apetito, la pasión, el prejuicio, la avaricia, el amor, el temor, el medio ambiente, los hábitos, y el peor de estos tiranos es el hábito. Por lo tanto si tengo que ser esclavo de los hábitos, que sea esclavo de los buenos hábitos.
Los malos hábitos deben ser destruidos y nuevos surcos preparados para la buena semilla,
Adquiriré buenos hábitos y me convertiré en su esclavo.
¿Y cómo realizaré esta difícil empresa?.
Lo haré por medio de estos pergaminos, porque cada uno contiene un principio que desalojará de mi vida un hábito malo y lo reemplazará con uno que me acerque al éxito. Porque hay otra ley de la naturaleza que dice que sólo un hábito puede dominar a otro. De manera que a fin de que estas palabras escritas cumplan la tarea para la cual han sido designadas, debo de disciplinarme a mi mismo y adquirir el primero de mis nuevos hábitos que es el siguiente:
Leeré cada pergamino durante 30 días en esta forma prescrita, antes de proceder a la lectura del pergamino siguiente.
Primero, leeré las palabras en silencio cuando me levanto por la mañana.
Luego leeré las palabras en silencio después de la hora del almuerzo.
Finalmente leeré las palabras de nuevo antes de acostarme al finalizar el día, y aún más importante, en esta oportunidad leeré las palabras
en voz alta.
Al día siguiente repetiré este procedimiento, y continuaré de esta manera durante 30 días. luego empezaré el siguiente pergamino y repetiré este procedimiento durante otros treinta días. Continuaré de esta forma que haya vivido con cada uno de los pergaminos durante 30 días y mi lectura se haya convertido en hábito.
¿Y qué realizaré mediante este hábito?
Reside aquí el secreto oculto de todas las realizaciones del hombre. Al repetir diariamente las palabras, se convertirán pronto en parte integral de mi mente activa, pero aún más importante, se filtrarán también hasta la otra mente mía, ese misterioso venero que nunca duerme, que crea mis sueños, y con frecuencia me hace proceder en una forma que no comprendo.
A medida que las palabras de estos pergaminos,
son absorbidas por mi misteriosa mente, comenzaré a despertar, todas las mañanas, con una vitalidad que no he conocido nunca.
mi vigor aumentará,
mi entusiasmo se acrecentará,
mi deseo de enfrentarme con el mundo dominará todos los temores que antes me asaltaban al amanecer, y seré más feliz de lo que  jamás
había pensado que fuese posible
en este mundo de  luchas y de dolor.

Finalmente, descubriré que reacciono ante todas las situaciones que me confrontan como los pergaminos me ordenaron que reaccionara, y pronto estas acciones y reacciones serán fáciles de realizar, porque todo acto se hace fácil con la práctica.
De manera entonces que  nacerá un nuevo hábito y bueno, porque cuando un acto se hace fácil mediante la repetición constante, se convierte en un placer realizarlo,y si es un placer realizarlo,
corresponde a la  naturaleza del hombre el realizarlo con frecuencia.Cuando se hace con frecuencia se convierte en hábito y yo me convierto en su esclavo. Y puesto que me convierto en su esclavo  y este es un buen hábito, esta es mi voluntad.

Hoy comienzo una nueva vida.
Y me hago un solemne juramento, de que nada retardará el crecimiento de mi nueva vida.
No interrumpiré ni un día el crecimiento de mi nueva vida.
No interrumpiré ni un día estas lecturas, porque el día que pierda, no podrá recobrarse jamás, ni podré substituirlo por otro.
No debo interrumpir, no interrumpiré este hábito de la lectura diaria de estos pergaminos, y en realidad, los pocos momentos que pase todos los días en este nuevo hábito, serán un precio insignificante que tendré que pagar por la felicidad y el éxito que serán míos.

Y mientras leo y releo las palabras de los pergaminos siguientes, no permitiré jamás que la brevedad de cada pergamino ni la simplicidad de sus palabras me lleven a tratar livianamente el mensaje del pergamino.
Miles de uvas se prensan para llenar una botella de vino y el hollejo y la pulpa son arrojados a los pájaros. Así es con estas uvas de sabiduría de los siglos.
Mucho se ha filtrado y arrojado a los vientos.
Solamente la verdad pura yace destilada en las palabras que vendrán.
Beberé según las instrucciones y no derramaré ni una gota. Y la semilla del éxito ingeriré.
Hoy mi viejo pellejo se ha vuelto como polvo.
Caminaré erguido entre los hombres y no me reconocerán, porque hoy soy un nuevo hombre, con una nueva vida.
Fuente: El  vendedor más grande del mundo
Og Mandino 1968.


            
Todas las personas en el mundo entero
viven de vender algo.
Ariel A Quesada T






As  



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