Cuando algo no nos sale bien o somo víctimas de sufrimientos, sea en sentido espiritual o físico, empezamos a culpar a los demás y a sacar disculpas.
Casi nunca miramos la realidad, casi nunca buscamos la causa de nuestros dolores y fracasos en nosotros mismos.
La misma vida nos enseña que lo que plantamos en el pasado, lo recogemos en el presente y lo que sembramos hoy lo recogeremos mañana.
Podemos culpar al destino o a quien queramos.Sin embargo el único destino que existe es aquel que hacemos nosotros mismos. Por lo menos la mayoría de las cosas dependen única y exclusivamente de nosotros, del modo como vivimos.
¿Cómo puede coger uvas quien plantó césped?
Vale la pena recordar aquel pensamiento:
" Dios siempre perdona:
los hombres raras veces;
la naturaleza nunca".
Ella nos cobra caro los abusos que cometemos:
Fumar, beber,
cantidad de equivocaciones,
actitudes inconvenientes.
Tarde o temprano las consecuencias negativas y funestas llegarán.
Lo peor es que sólo valoramos y comprendemos las
cosas muy tarde; después de "golpes y golpes", es como abrimos los ojos a la realidad.
La salud recibe su debido valor sólo cuando está quebrantada.
Sólo valoramos la electricidad cuando falta la luz.
Sólo valoramos el agua cuando no la tenemos,
y sólo valoramos a
¿Hasta cuando,ah?
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1 comentario:
Muy buena reflexión
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