Tú eres el artífice de ti mismo
Preguntaron un día al más famoso de los escultores, Miguel Angel, que se encontraba labrando la estatuas de Moisés, su obra cumbre:
¿Cómo logras sacar estatuas tan perfectas?.
Muy sencillo, contestó el artista:
Yo no hago más que poner de relieve las buenas cualidades que tiene el mármol.
Las personas somos en principio bloques de mármol de buen material.
Estamos adornadas de buenas cualidades y virtudes. Pero las tenemos ocultas, encerradas en nuestro interior y debemos sacarlas a flote, lo cual requiere de una labor ardua y constante.Digo debemos, porque en definitiva somos nosotros los principales artífices de nosotros mismos.
La voluntad firme, el carácter recio, la personalidad íntegra que forman la belleza de nuestra obra, depende primaria y principalmente de la tarea que nosotros hagamos para elaborar nuestra propia estatua.
Podemos sacar de ese bloque de mármol que tenemos en nuestras manos, lo que queramos:
Un sabio o un ignorante,
un héroe o un villano,
un santo o sinvergüenza.
De nosotros depende.
Es cierto que el ambiente, la
formación hogareña y colegial,
los medios de comunicación pueden
influir fuertemente en nuestra formación y destino,
pero también es cierto que estamos en libertad para
aceptar o rechazar los elementos que ellos nos brindan
y que nos sirven o no, después de haberlos pasado
por la criba de nuestro discernimiento.
Un buen escultor no puede trabajar sin un buen cincel.
Para labrar la obra de nuestra personalidad, no hay mejor cincel, ni más seguro, que el del esfuerzo, el sacrificio y el dolor. Otra clase de cinceles no sirven.
Un cincel frágil, débil, sólo es capaz de sacar hombre mediocres, debiluchos, mantequillosos, abiertos al viento que más sopla.
Nadie se ha hecho grande sin el sacrificio.
"¿Por qué crujes?", preguntó un escultor ateniense al bloque de mármol del cual quería sacar una bella estatua."Crujo, le contestó el mármol, porque me golpeas sin piedad.
¿No ves cómo van cubriendo el suelo mis pedazos?". "¡Insensato!", le replicó el artista.
¿Cómo quieres ocupar el puesto de honor en el templo y atraer las miradas de la posteridad sin que te martille y te cincele para convertirte en una bella estatua
Efectivamente: El sacrificio y el dolor tienen una gran misión en la vida: formar carácteres firmes, voluntades aguerridas, espíritus reales y realistas, almas selectas y aristocráticas, héroes y santos.
No olvides pues amigo:
Tú eres el verdadero artífice de tu propia estatua
y solamente puedes labrarla bella y esplendorosa con el cincel del sacrificio, del esfuerzo y del dolor.
Fuente: Invitación a a la vida
José Miguel Miranda
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Ariel Antonio Quesada Tapias
Coach de vida.
311 2004 810
Bogotá Colombia
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